Resumen
Similar a dos almas gemelas que no pueden imaginar su existencia separadas, hay relaciones entre plantas y animales, condicionadas a coexistir para sobrevivir. El origen de estas relaciones nace de la búsqueda de un beneficio, a veces a costa de un mal para la planta, como en el parasitismo, y en ocasiones benéficas para ambas partes, como en la polinización de las flores y en la dispersión de las semillas tras el consumo del néctar y de los frutos, respectivamente.