dc.contributor.author | Comité Organizador, Cantera | |
dc.date.accessioned | 2023-08-01T19:20:11Z | |
dc.date.available | 2023-08-01T19:20:11Z | |
dc.date.issued | 2023-07 | |
dc.identifier.uri | https://hdl.handle.net/20.500.12753/4782 | |
dc.description.abstract | Corrían las primeras horas de la mañana en el cerro del Huitepec, municipio de San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Tras los primeros rayos de luz el frío comienza a ceder. Durante ese periodo se comenzó la búsqueda de hongos guiadas por el equipo de Fungaria. Escondidos entre las miles de acículas de los pinos yacen tal vez, los hongos más famosos del mundo: el hongo matamoscas. Su nombre científico es Amanita muscaria, y desde su descubrimiento, ha sido parteaguas cuando se nos viene a la mente la palabra hongo. Tiene una típica forma de sombrilla, láminas definidas, un anillo en el estípite que es de color blanco y contrasta muy bien al rojo sombrero. | es_MX |
dc.format | pdf | es_MX |
dc.language.iso | spa | es_MX |
dc.publisher | Instituto de Ciencias Biológicas | es_MX |
dc.rights.uri | http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0 | es_MX |
dc.title | Cantera, año 4, número 1 | es_MX |
dc.type | Contribución a publicación periódica | es_MX |
dc.rights.access | openAccess | es_MX |