dc.description.abstract | Sin duda alguna debido a la negligencia de las personas que habitan el mundo, día con día éste se va deteriorando. La degradación de los recursos naturales, la severa crisis social, los poblemas relacionados con la supervivencia como la alimentación y la salud, el desgaste de la capa de ozono, la contaminación de ríos y lagos, la sobreexplotación de recursos no renovables, la pobreza, la inequidad, etc., son claros ejemplos que revelan la gravedad de la situación en la que el planeta y la humanidad se encuentran. Para atender éstas y otras problemáticas relacionadas se ha puesto de moda el término “Desarrollo Sustentable”. El desarrollo sustentable, concepto adoptado por la ONU en 1987, se define como aquel desarrollo que no pone en riesgo las necesidades de las generaciones futuras por satisfacer las del presente (Brundland, 1987). Con el tiempo, muchas personas, entre ellas académicos y estudiosos del tema, descubrieron que el desarrollo sustentable es un término fragmentador y pequeño respecto a la magnitud y complejidad de los fenómenos y condiciones que intervienen en las sociedades modernas. Ante esta situación emergieron, desde corrientes de pensamiento diversas, propuestas alternativas para el estudio del denominado desarrollo sustentable. Una de ellas es el paradigma de complejidad planteado por Edgar Morin a mediados del siglo XX, a partir del cual se plantea analizar la realidad de una sociedad y su desarrollo desde una perspectiva holística, en donde los campos problemáticos se aborden de manera integral, incorporando en su estudio elementos que trascienden lo meramente ecológico, económico y social; tales como: culturalidad, historicidad, buen vivir, conocimiento e identidad local, diversidad, espiritualidad, solidaridad y equidad. A este nuevo enfoque se asocia el término “sustentabilidad”. Es asi que se reconocen dos corrientes de pensamiento para entender y describir la realidad de una sociedad: la reduccionista y la holística, desarrollo sustentable y sustentabilidad, respectivamente. En este sentido, el enfoque de esta investigación es la noción de sustentabilidad. Con el propósito de valorar la cercanía o lejanía de una comunidad con los preceptos de esta noción de sustentabilidad, es necesario contar con información relevante sobre campos específicos que sea útil para caracterizar y describir la realidad de una sociedad en su contexto. En este sentido, una alternativa para alcanzar este propósito es la construcción de indicadores y su interpretación. Por ello, el objetivo de esta investigación es obtener, bajo el paradigma de complejidad, un modelo de indicadores de sustentabilidad para zonas urbanas, aplicarlo a la ciudad de Tuxtla Gutiérrez Chiapas, México, y proponer, a partir de este caso de estudio, criterios metodológicos para su aplicación en otras en zonas urbanas. El interés en zonas urbanas obedece a que las ciudades son los principales centros de actividad y decisión que concentran crecientes cantidades de población, por lo que los problemas son de mayor magnitud respecto a otros contextos y que, por tanto, se pueden asumir de manera preliminar como no sustentables. | |