Relaciones políticas en el petén durante el clásico tardío a través de las imágenes de los wahyob en la cerámica polícroma maya
Resumen
A lo largo y ancho del mundo y a través del tiempo las sociedades han encontrado diversas formas de organizarse de manera social, económica y política. Aunado a esta organización han existido diversos mecanismos de control sobre la población, éstos también han variado y se han ido modificando dependiendo de las necesidades y de las circunstancias de los líderes de estos grupos. Para que esta organización pueda mantenerse son necesarias, entre otros factores, reglas o patrones de conducta que permiten la conservación del orden: es lo que hoy día, de manera general, denominamos política. Con esta definición general estamos hablando también del ejercicio de poder y lo que significa en el mantenimiento de un sistema de relaciones sociales entre individuos y entre grupos humanos. De esta manera se establecen las relaciones tanto internas como externas que permiten saber quién es quién y cuál es su papel dentro de la organización de una sociedad en un lugar y un momento dado.
Estas relaciones, a rasgos generales, forman un sistema clasificatorio con una jerarquía más o menos permeable, según las culturas, a partir de argumentos que permiten explicar el porqué del mismo. En la mayoría de las sociedades, estas justificaciones suelen provenir de un orden diferente a lo humano ya sean fuerzas naturales o deidades. A partir de ello, se estructuran esquemas de orden social que se transforman poco y que, conforme la repetición de sus lógicas toma forma de estructuras naturales al interior de una construcción cultural. Así, la sociedad occidental ha creado modelos específicos que ha impuesto sobre una parte del mundo haciendo que la mayoría de la población los tome como normales, sin cuestionarse. Por ejemplo, cuando los hombres del siglo XIX “descubrieron” la antigua civilización maya, asimilaron su composición política a las que conocían, en particular con las del Imperio Egipcio. De esta manera, las primeras cronologías se remiten a un Antiguo y a un Nuevo Imperio dentro de la sociedad maya; después se admitió que no se trataba de un imperio y las diferentes divisiones (entre una zona capital y las restantes subordinadas a ésta) se consideraron como ciudades-estado al instar de las griegas. Sin embargo, en los últimos años ha habido bastantes reacciones a este punto de vista unilateral que proclaman la validez de otras maneras de ver y entender el mundo y a las sociedades que lo componen, tanto en la actualidad como en el pasado, entre ellas, la que más nos importa en esta tesis: la maya. Esta diversidad nos ha obligado a tratar de entender a las culturas del pasado en sus propios términos y no a través de ojos ajenos; por tanto, para un análisis de esta envergadura necesitamos apoyarnos de los avances en los estudios que, desde el siglo XX, se han realizado sobre los mayas, su cultura, su organización política y en los que puede apoyarse la arqueología: la epigrafía y la iconografía.